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En estos tiempos de crisis que corren parece que todo el mundo se está reciclando. Con la escasez de trabajo de los no titulados de este país, las aulas se están volviendo a llenar de gente con ganas e ilusión de hacer algo nuevo con su vida, de darle nuevos impulsos y sacar de ellos nuevas metas y directrices.
No sólo las personas se están reciclando en estos momentos, nuevas fórmulas ha conseguido también el Estado para sablearnos en el día a día al solitario o acompañado viandante. Una de las más flagrantes y sinvergonzadas son LOS RADARES.
Viendo su gran rango de actuación en los bolsillos de los españoles sólo hay una cosa que me sorprende: ¿cómo es que aún quedan tantos en pie?
Es curioso que en un país como el nuestro, en que utilizamos las manifestaciones para llevar a cabo actos de violencia encubierta, queden tantos y tantos de estos cachibaches del diablo aún funcionando y sacándonos el dinero que tanto nos cuesta de ganar.
No es raro ver un sábado por la noche, y ya sin ser sábado, un día cualquiera incluso, no es raro digo, ver pandillas de punkis con sus litronas y sus cigarrillos Marlboro en cualquier lugar de la calzada. Yo me pregunto cómo estos ciudadanos que han necesitado camuflarse con pinta de terroristas del asfalto para sentirse a gusto consigo mismos, son capaces de estar quejándose del Estado, la policía y el capitalismo, cuando ellos, seres poco reflexivos de sus actos, son los primeros en tropezar con el mercado y el capitalismo en las dos primeras trampas: el tabaco y el alcohol.
A parte de sus contrastables actividades, otra cosa que me llama mucho la atención de ellos, es el poco aprecio que normalmente reciben de sus conciudadanos. En esta nuestra sociedad superficializada, poco menos que asco es lo que un gran porcentaje de personas sienten cuando alguno de estos camuflados se dirigen hacia ellos, incluyéndome a mí mismo.
Sabiendo la poca simpatía que le tiene un gran conjunto de la sociedad y pudiendo tener como objetivo el ir en contra del Estado, no logro comprender cómo aún no han querido lavar su imagen haciendo gestos para que el conjunto de los españoles les empiece a tener más aprecio, tales como empezar a DESTROZAR RADARES, uno de los elementos principales de CONTROL viario y vital que sufrimos en el día a día.
Que contento estaría yo si supiese que un grupo, aunque fuera pequeño, de estos camuflados, empezara en sus tiempos libres a poner un poco de DES-Control y justicia a los abusos que recibimos por parte de las organizaciones que nos tendrían que protejer. Sería una buena forma de reciclaje para los punkis, yo la verdad es que les daría todo mi apoyo. Podrían dejar de invertir el tiempo en decorar de formas llamativas sus cabelleras y sus chaquetas y empezar a malgastarlo haciendo algo para los demás.
El conjunto de la sociedad empezaría a verlos como sus nuevos protectores y quizás así dejarían de lado los prejuicios provocados por los desagrables perfumes cerveceros de los que ya serían nuevos ciudadanos.
Es curioso como en Francia a la mínima que instalan nuevos radares, patrullas ciudadanas (no sé si punkis o no) las asaltan dejando sus marcas personales de beneplácito y total acuerdo con el nuevo chisme de control.
http://www.controleradar.org/photo-radar-detruit.html
Y para ponerle un poco de vida a todo esto, y sabiendo lo bien que funcionan los himnos para impulsar a los nuevos movimientos, aquí va una de los Beatles, padres de la mayoría de movimientos musicales de las últimas décadas.
http://www.youtube.com/watch?v=QsxyuI5e-WE
PD: Tengo la sensación de que falta algo, un título para esta camapaña o algo así...
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